domingo, 16 de septiembre de 2012

Patricio Valdés Marín


Es importante intentar reflexionar en forma sistemática y unificada sobre los temas más trascendentales de la realidad. En este discurrir, deberemos mantenernos en una escala conceptual relativamente abstracta, persiguiendo lo universal y lo necesario de las ideas en una permanente adecuación crítica con la realidad. El filosofar que podemos emprender debe intentar entender tanto el sentido último del universo, sus cosas y los seres humanos como servirles de fundamento racional. Es posible apreciar que las pre­guntas concernientes a las últimas cuestiones surgen una y otra vez. También es posible constatar que, aunque se las demande, la ciencia moderna, por su naturaleza de remitirse a comprender íntimamente las relaciones de causa y efecto, no es capaz de responderlas, pues éstas discurren en una escala de distinta abstracción que el reflexionar filosófico. En consecuencia, requerimos con urgencia serias y profundas respuestas a las pre­guntas concernientes a estas últimas cuestiones en un nuevo conocimiento totalizador y unificador, ya que la cultura contemporánea, que sepultó a la filosofía tradicional y desconfía de la ciencia, está sumida en el oscurantista relativismo del posmodernismo.

Más que dar vueltas entre los discursos contradictorios de la filosofía tradicional, debemos intentar una explicación y descripción de las consecuencias de una intuición que aparece al responder sobre qué son el universo, las cosas y el ser humano a partir del conocimiento científico. Reflexionando sobre lo que existe, esta obra supone un emprendimiento que replantea todo tras lo que podemos pensar que es una renovada conceptualización de la realidad. En este esfuerzo, debemos procurar profundizar en ideas que damos por sentadas, pero que constituyen piedras fundamentales del conocimiento por todos aceptado. En efecto, nuestras ideas son representaciones subjetivas y abstractas de una realidad objetiva y concreta, pero la realidad es profundamente misteriosa y nuestro intelecto es bastante limitado para aprehenderla. De este modo, nuestras ideas de materia, energía, espacio, tiempo, vida, conocimiento, verdad, pensamiento abstracto y lógico, voluntad, intención, afectividad, transcendencia, etc., merecen siempre un incesante esfuerzo crítico, pues no son “claras y distintas”, como supuso Descartes.

El mundo aparecía naturalmente a nuestros antepasados como caótico y desordenado. Ellos se esforzaron en dar explicaciones míticas para dar cuenta de esta situación. La filosofía emergió como un esfuerzo conceptual para conferir unidad y racionalidad al mundo, pero no fue suficiente para explicar que el mundo es también conflictivo y que está en permanente cambio y transformación, nacimiento y muerte, construcción y destrucción. No fue hasta el desarrollo de la ciencia moderna que el mundo comenzó a ser entendido como sujeto a leyes naturales y universales de relaciones causales. Ahora, con una óptica filosófica esta obra desea otorgar un coherente marco de referencia y una base de comprensión al crecientemente disperso y voluminoso cúmulo de información que provee el continuo desarrollo del conocimiento científico en su afán por explicar cómo funcionan las cosas. Replanteándolo todo hasta querer bosquejar un nuevo sistema filosófico, un nombre apropiado para esta colección de diez libros podría ser simplemente El universo, sus cosas y el ser humano.


EL CONTEXTO DE LA OBRA


En el principio, en Dios estaba contenida la infinita energía. Y Dios la liberó en un instante, hace unos 13 mil setecientos millones de años atrás, creando el universo entero. Los físicos llaman “big bang” a esta explosión por la que la energía primigenia, que contuvo los códigos de la ley natural, se fue convirtiendo en materia extraordinariamente funcional y específica, tanto transformándose en masa según la famosa ecuación E = m·c² como constituyendo por separación las cargas eléctricas positiva y negativa. La inmediata interacción de las unidades de materia fue generando el tiempo y el espacio. El tiempo mide la duración que tiene una relación causal y el espacio mide su extensión. La infinidad de interacciones originadas en el big bang conforman el espacio-tiempo del universo. La velocidad máxima de las interacciones es la de la luz, por lo que el universo ha venido expandiéndose radialmente desde entonces a dicha velocidad. La fuerza de gravedad es el producto de la masa que se aleja de su origen a la velocidad de la luz y que se va separando del resto de la masa del universo, por lo que el universo es una enorme máquina que por causa de su expansión genera la fuerza de gravedad. El mundo aparecía naturalmente a nuestros antepasados como caótico y desordenado. Ellos se esforzaron en dar explicaciones míticas para dar cuenta de esta situación. Y esta fuerza junto a las otras tres que existen dentro de la estructura atómica producen la incesante estructuración y la desestructuración de la materia. Así, por medio de la ciencia, podemos entender que en el curso de su existencia el universo ha ido evolucionando en una complejidad cada vez mayor de la materia, la que se ha venido estructurando en escalas incluyentes cada vez más multifuncionales. Desde las estructuras subatómicas, atómicas, moleculares y biológicas, la estructuración en escalas mayores no ha cesado. Las estructuras, que se ordenan desde las partículas fundamentales hasta el mismo universo, han pasado a ser unidades discretas de estructuras de escalas mayores y han contenido unidades discretas de escalas menores. La estructura más compleja y de mayor funcionalidad es el ser humano. Como todo animal cerebrado, él es capaz de generar estructuras psíquicas que resultan de y se asientan en la materialidad biológica y electro-química de un cerebro. Pero a diferencia de todo animal el ser humano tiene capacidad de pensamiento racional y abstracto, pudiendo estructurar todo un mundo conceptual y lógico que busca representar el mundo real que experimenta y comprender el significado de las cosas y de sí mismo. Su accionar en el mundo es intencional y responsable, pues emana de su libre albedrío. En esta misma escala su afectividad se estructura en sentimientos. Cuando el ser humano reflexiona sobre el por qué de sí mismo, llegando a la conclusión de su propia y radical singularidad, la multifuncionalidad psicológica es unificada en su conciencia profunda, o yo mismo. La estructuración de una mismidad singular como reflejo de la actividad psicológica de su particular pensamiento es el máximo logro de la evolución de la materia. Y cuando la muerte, propia de todo organismo biológico, rompe la estructura material de la persona, subsiste la estructura del yo mismo puramente de energías diferenciadas que se han unificado en la conciencia profunda durante su vida. La muerte supone la destrucción irreversible del vínculo de la energía estructurada del yo mismo con su cuerpo, manifiestamente incapaz ahora de subsistir. En su nuevo estado de existencia el yo personal se libera del consumo de energía de un medio material y de la entropía, lo que significa también que su acción ya no puede tener efectos en el universo material. La persona, ahora reducida a lo esencial de su ser, necesita y busca afanosamente un contenedor de su propia energía estructurada para poder manifestarse y expresarse. La esperanza es que quien en su vida ha reconocido y añorado a Dios, buscándolo, alabándolo, agradeciéndole y siendo consecuente en su accionar, estará finalmente en condiciones de llegar al Reino anunciado en el Evangelio de Jesús cuando muere y existir en plenitud, pues, al no estar inmerso en la materialidad, ya no se interpone el espacio-tiempo que lo mantiene separado de la visión de Dios. La energía liberada originalmente por Dios retorna a Él estructurada en el amor.

Los libros de esta obra se enumeran y titulan como sigue:

Libro I, La materia y la energía (ref. http://matener.blogspot.com/), es una indagación filosófica sobre algunos de los principales problemas de la física, tales como la materia, la energía, el cambio, las partículas fundamentales, el espacio-tiempo, el big bang, la forma y el tamaño del universo, la causa de la gravitación, agujeros negros, y llega a conclusiones inéditas.

Libro II, El fundamento de la filosofía (ref. http://fundafilo.blogspot.com/), analiza lo que relaciona y lo que separa a la filosofía y a la ciencia; expone la concepción histórica de la relación entre la idea y la realidad, la razón y el caos; critica a la filosofía tradicional en lo referente a la dualidad espíritu y materia que proviene de la antigua antinomia de lo uno y lo múltiple, y sienta nuevas bases para una metafísica a partir del conocimiento científico.

Libro III, La clave del universo (ref. http://claveuniverso.blogspot.com/), expone la esencia de la complementariedad de la fuerza y la estructura como el fundamento del universo y sus cosas, que es coextensiva del ser, y que es el tema tanto de la ciencia como de la filosofía, con lo que se supera toda contradicción entre ambas ramas del saber objetivo.

Libro IV, La llama de la mente (ref. http://llanamente.blogspot.com/), se remite a una teoría del conocimiento que identifica las funciones psicológicas del cerebro, en tanto estructura fisiológica, con generadores de estructuras psíquicas, siendo ambas estructuras propias de nuestro universo de materia y energía, y descubre que las imágenes y las ideas son estructuraciones en escalas superiores que parten de las sensaciones y las percepciones de nuestra experiencia.

Libro V, El pensamiento humano (ref. http://penhum.blogspot.com/), desarrolla una nueva epistemología que busca descubrir los fundamentos del pensamiento abstracto y racional en las relaciones ontológicas y lógicas que efectúa la mente humana a partir de las cosas y sus relaciones causales.

Libro VI, La esencia de la vida (ref. http://esenvida.blogspot.com/), se refiere principalmente al reino animal, del cual el ser humano es un miembro pleno, en cuanto es una estructuración de la materia en una escala superior.

Libro VII, La decisión de ser (ref. http://decisionser.blogspot.com/), trata de una de las funciones de los animales, la efectividad, que específicamente en el ser humano se estructura como voluntad, que proviene de su actividad racional, que se manifiesta en su acción intencional, que es juzgada por la moral, la ética y la norma jurídica, y que confiere sustancia y sentido a su vida.

Libro VIII, La flecha de la vida (ref. http://flechavida.blogspot.com/), en las fronteras de la reflexión filosófica y aún más allá, intenta explicar la relación de lo humano con lo divino, la que comienza por la capacidad natural del ser humano para reconocer y alabar la existencia de lo divino, y la que termina en una invitación divina a una existencia en su gloria.

Libro IX, La forja del pueblo (ref. http://forjapueblo.blogspot.com/), analiza una filosofía política que parte del ser humano como un ser tanto social como excluyente para indicar que la máxima organización social debe estar en función de los superiores intereses de la persona humana, finalidad que se ve entorpecida por anteponer artificiosamente el derecho al goce individual a los derechos de la vida y la libertad.

Libro X, El dominio sobre la naturaleza (ref. http://dominionatura.blogspot.com/), estudia el contradictorio esfuerzo humano de supervivencia y reproducción para conquistar y transformar su entorno a través de una asignación desequilibrada de recursos económicos, entre los cuales la tecnología, como creación de la mente humana, es una prolongación del cuerpo para reemplazar su esfuerzo, la demanda por capital es proporcional a la oferta de trabajo, y la naturaleza resulta demasiado limitada para las ilimitadas necesidades humanas que satisfacer.